Calzar un neumático en mal estado incrementa el riesgo de sufrir un reventón e incluso puede provocar un accidente por la reducción de sus capacidades.
Los neumáticos son un elemento fundamental en la seguridad del vehículo ya que son el único punto de contacto del coche con el pavimento. Así pues, resulta imprescindible identificar qué enemigos pueden mermar sus capacidades en marcha y, por lo tanto, incrementar el riesgo de sufrir un accidente.
Tal como explican expertos de MICHELIN, existen tres tipos de adversarios a los que vigilar muy de cerca: los físicos, los humanos y los medioambientales. Y no hay que menospreciar a ninguno porque todos pueden acabar conllevando consecuencias.
Los enemigos del neumático
Si nos percatamos de que perdemos presión, debemos revisar el neumático porque, entre otras cosas, puede tener insertado un clavo.
En el primer apartado, encontramos aquellos que afectan directamente a la integridad del neumático por desgaste u otros daños. Cualquier golpe fuerte con bordillos, resaltes y badenes, entre otros elementos, puede estropear la goma de tal modo que genere un bulto o una protuberancia, cause alguna fisura en la escultura y los flancos, provoque un corte e, incluso, pinche el neumático.
Peligros escondidos
En algunos casos, el daño resulta invisible a los ojos porque se encuentra en la parte interna de la cubierta. Ante la duda, es recomendable acudir a un especialista para que los revise. De todos modos, la mejor actuación es la prevención, es decir, reducir la velocidad en zonas con el pavimento en mal estado o con obstáculos, así como maniobrar tanto como sea necesario antes de dar un bordillazo.
El paso del tiempo también hace mella en el neumático, incluso cuando se recorren pocos kilómetros. Con el transcurso de los años, el caucho se endurece y pierde tanto elasticidad como adherencia. Cuando se utiliza el mismo calzado durante un quinquenio, lo más recomendable es realizar revisiones anuales en profundidad y cambiarlo al cabo de una década de su fecha de fabricación.
Los enemigos del neumático
La profundidad del dibujo debe ser de 1,6 milímetros como mínimo; una cifra inferior reduce la capacidad de tracción y adherencia.
El grupo de enemigos causados por el factor humano es el más extenso. El conductor debe revisar periódicamente el estado de los neumáticos, comprobar que la presión es la adecuada, observar la profundidad del dibujo… Y en –demasiadas- ocasiones nos olvidamos de hacerlo, sobre todo, en lo que se refiere a la rueda de repuesto.
Debemos tener muy presente que un hinchado distinto al recomendado por el fabricante del vehículo deteriora con más rapidez el neumático y, por ende, reduce su vida útil. Asimismo, incrementa el consumo de carburante. La cifra adecuada la encontraremos en el manual de usuario del coche, en una etiqueta en el lateral de la puerta del conductor o en el interior de la trampilla del depósito de combustible. Si comprobamos la presión mensualmente y nos percatamos de que disminuye puede ser a causa de una pequeña perforación, por el escape natural del aire por los componentes del neumático o por una bajada de la temperatura ambiente.
Por otro lado, hay que tener muy presente que cuando viajamos sobrecargados o arrastramos un remolque o una caravana, debemos incrementar la presión según las recomendaciones del fabricante y volver a reducirla cuando hayamos eliminado el sobrepeso.
Controlar el desgaste
Los enemigos del neumático
Al menos una vez al mes hay que comprobar la presión del neumático para evitar que se deteriore con mayor celeridad.
El dibujo del neumático garantiza el agarre y la tracción. Su profundidad nunca debe ser inferior a 1,6 milímetros (podéis medirla con un profundímetro o consultando los testigos de desgaste que incorporan la mayoría de neumáticos). Los canales de la escultura drenan el agua de la carretera, por lo que cuanto más profundos sean mejor la evacuarán de la misma y disminuirá el riesgo de sufrir aquaplaning.
Cuando se cambian los neumáticos hay que montar sólo aquellos que se adecúan a los recomendados por el fabricante del vehículo. Esta información la encontraremos en la ficha técnica del coche y la podemos contrastar leyendo los datos dispuestos en el flanco del neumático.
Por ejemplo, nunca debemos calzar un producto con unas dimensiones diferentes a las indicadas o con una capacidad de velocidad y un índice de carga inferior.
Sonia Moreno
Michelin